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Vista aérea de la zona de intervención del ejercicio, Promontorio San Martín (Santander) |
En los últimos años, la ciudad de Santander se ha volcado en la recuperación y puesta en valor del amplísimo frente marítimo del que dispone. Se han sucedido multitud de intervenciones de diverso carácter y ambición que, en su conjunto, han dado lugar a una importante remodelación que ha transformado el borde la ciudad desde el puerto industrial hasta el Faro de Cabo Mayor.
Así, recientemente se ha inaugurado el paseo de Marqués de la Hermida con razonable éxito. En el corazón de la ciudad, los emblemáticos Jardines de Pereda han sido ampliados gracias al soterramiento de la Calle Muelle de Calderón. En ese mismo lugar, las obras del edificio que albergará la Fundación Marcelino Botín, proyectado por el arquitecto Renzo Piano, concluirán pronto. Además, se ha recuperado el Dique de Gamazo frente al Palacio de Festivales, modificando de medio a medio el carácter de la zona. El mismo lugar donde el edificio conocido como La Duna, diseñado por Alejandro Zaera, se estrenó en los pasados campeonatos del mundo de vela celebrados en la capital cántabra, que utilizó precisamente la explanada de Gamazo para el almacenamiento de barcos y que en breves fechas se reconvertirá en un espacio público para la ciudad. A lo que cabe añadir que hace muy poco tiempo se ha fallado el concurso para la construcción de un ascensor que comunicará el final de la segunda Playa del Sardinero con la senda que lleva al Parque de Mataleñas.
En el tramo central de este largo itinerario de borde, se encuentra la playa de Los Peligros, que constituye el arenal más cercano al casco urbano histórico de Santander. Se trata de una playa de mareas tranquilas, pues se encuentra dentro de la generosa bahía santanderina. Puede accederse este lugar desde la plaza de la Plaza de San Martín de la Mar, desde las diversas escaleras que salvan el desnivel con el Paseo de la Reina Victoria, o a través de la Calle Carrero Blanco. Justamente este acceso, que es sin duda el más utilizado a día de hoy, se encuentra en una situación ambigua. A pesar de tratarse de uno de los espacios más espectaculares de la ciudad, presenta un estado de indefinición urbano, seguramente fruto de lo comprometido de su situación estratégica, pero que sin duda agradecería una actuación de hondura. Se trataría de una intervención que debiera apostar por ordenar los diferentes tránsitos que la atraviesan, que lograra un espacio que sirviera de transición entre ciudad y playa y que, además, ofreciera un punto final al paseo de la ciudad que arranca desde mucho atrás mediante la creación de un espacio urbano representativo.
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