jueves, 31 de octubre de 2013

AA Bak Gordon

Ricardo Bak Gordon. Croquis de proyecto de Casas Santa Isabel. 2003-2010, Lisboa

No es inusual definir a la arquitectura como una ecuación. Ricardo Bak Gordon, arquitecto lisboeta y primer invitado al ciclo de Arquitecturas de Autor 2013/14, abrió la conferencia del pasado jueves (31.10.13) posicionándose en este sentido matemático, reduciéndola a dos variables fundamentales: el lugar y el programa.

Despejar cualquiera de estas dos ya es, en sí mismo, una cuestión compleja. Sin embargo, la pregunta de Bak Gordon es terminante. Pues si entendemos así la arquitectura, en la que no sólo se presentan conceptos tan amplios como el lugar y el programa como hechos científicamente objetivos, sino que, además, la relación entre ambos se rige por unas pautas verificables y permanentes, ¿cómo es posible que la solución a la ecuación, esto es, la arquitectura, pueda resultar en conclusiones a veces distintas? ¿Incluso radicalmente distintas? Su respuesta se antoja bastante evidente, pues parece que la única hipótesis que puede tener sentido se basaría en el manejo de unas variables no tan objetivas; todavía más si acordamos que lugar y programa son entendidas de modo distinto por cada arquitecto. 

La respuesta de la arquitectura depende del juicio, del análisis y la observación; o de la sugerencia y el examen de estas y otras muchas variables. Se pone en juego la educación, la memoria, los sentimientos, siquiera como parte de un proceso de comprensión de la realidad extremadamente complejo, lo que implica personalmente al creador y tiene a la postre peculiaridades inductivas. 

Así, Bak Gordon dio algunas pinceladas de su trayectoria vital, de su educación o de sus referencias culturales para explicar las decisiones sobre los varios proyectos de viviendas unifamiliares (como la Casa en Quelfes, las dos casas en Santa Isabel, o la ampliación del colegio D. Dinis en Chelas, pasando por la factoría para la empresa olivarera Oliveira da Serra en Ferreira do Alentejo), hasta llegar a las escalas de un plan estratégico de desarrollo de un área de frente marítimo de Maputo en Mozambique.

En la conversación informal el lisboeta declara los dos tipos en los que, a su juicio, se puede clasificar a los arquitectos: aquellos que se entienden dentro de una corriente de continuidad y tradición, y los que plantean la invención como paradigma inexcusable. Es claro que, como la mayor parte de la reciente y exitosa arquitectura portuguesa, Bak Gordon se identifica más con los primeros. 

En efecto. Si seguimos con la terminología del arquitecto portugués, la tarea del arquitecto es la de despejar las variables. Y para ello, en ocasiones, no quedan más opciones que aislar una para llegar a la solución, equilibrando y desequilibrando ambos lados de la ecuación, trasponiendo de una a otra las constantes.


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