"Para mí, sin construcción no hay arquitectura. La construcción ha nacido de la tierra, del combate con ella. Trabajamos con letras, con un alfabeto, escribiendo una historia con un pequeño ladrillo. El punto de partida de la construcción es el equilibrio entre una idea y este lenguaje. La historia y su estructura son indisolubles. La idea poética necesita un soporte, que es la construcción, para existir”
El noruego Sverre Fehn pertenece a esa categoría de maestro vetusto premiado con el Pritzker en los últimos años de su trayectoria profesional. Fehn recibió el prestigioso galardón a los 74 años de edad, tras una carrera que ya formaba parte de los libros de historia de la disciplina. Tras graduarse en 1949 en la única escuela de arte que ofrecía estudios en su país -a causa de la Segunda Guerra Mundial-, fundó Pagon, la conocida como la rama noruega de los CIAM, junto con otros arquitectos e intelectuales de la talla de Jorn Utzon, Norberg-Schultz, Mjelva, Vesterlid o Grung.
Con lo que la figura de Fehn se ve avalada por una trayectoria comprometida con el desarrollo de la modernidad desde mediados del siglo pasado, y de la que, además, ha resultado un actor relevante. Sus celebradas obras de aquellos años, como el Crematorio de Larvik (1950), el Pabellón Noruego de la exposición de Bruselas (1958) o el genial Pabellón Nórdico de la Bienal de Venecia (1962) son manifestaciones elocuentes sobre el magisterio del arquitecto nórdico. Y por ello, sus palabras cuentan con la autoridad que aportan años de experiencia y dedicación brillante.
No obstante, no parece necesario esgrimir la talla del arquitecto para validar la cita que se presenta más arriba. Cuesta creer que puedan ser muchos aquellos que decidieran objetar algo a la afirmación de Fehn, a pesar de que en los últimos tiempos han sido numerosos los intentos, procedentes desde diferentes ámbitos, de incluir en la arquitectura desarrollos intelectuales carentes de materialización física. Pero, creemos, Fehn está en lo cierto: la arquitectura no puede explicarse sin la construcción, pues es su vehículo y expresión de su razón, y sin ella difícilmente puede hablarse de Arquitectura.
El pasado viernes, (12.04.2013) el grupo compuesto por Pablo Garbayo, Ane Hervás, Elena Salazar, Carlos Soto, Edurne Vega y Alexander Villate convocó a toda la clase a reflexionar sobre estas y otras cuestiones al presentarnos el decimosexto seminario del curso 12-13.
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