viernes, 22 de marzo de 2013

1213e6b Casa-estudio para un fotógrafo



"La facilidad para representar fielmente la realidad hizo que, poco después de su aparición, la cámara fotográfica fuera considerada como una 'máquina milagrosa', capaz no sólo de revolucionar la tradición artística decimonónica sino también de abanderar el paradigma de la técnica como medio de percepción y transmisión". Rubén Alcolea, en Picnic de Pioneros. Arquitectura, fotografía y el mito de la industria (signatura UNAV Q.012.429) nos recuerda así la vinculación de la fotografía con la arquitectura y el cambio irreversible que produjo.

Particularmente fructífera será la relación de ambas en los movimientos de vanguardia para la transmisión y propaganda de sus principios. Tanto es así que, a la vista ya del tiempo pasado, no podemos entender la arquitectura sin esta relación simbiótica con la fotografía, que ha quedado impresa en nuestra retina.

Porque si decimos París, recordamos a Eugene Atget; si Nueva York, probablemente acuda a nuestra memoria visual las fotografías del Flat Iron entre la bruma tomadas por Berenice Abbot, Alfred Stieglitz o Edward Steichen; a Richard Neutra no se le entiende sin Arthur Luckhaus o Julius Shulman; a Le Corbusier le explica Lucién Hervé; si decimos, Philip Johnson, ¿no le recordamos entre los reflejos de la Glass House de la fotografía de Arnold Newman? ¿Y Mies? Probablemente le recordamos fumándose un puro, sentado en su cantilever chair: pues detrás está Werner Blaser. La imagen de la arquitectura californiana y particularmente angelina de los años 50 y 60 del siglo pasado es inseparable de Julius Shulman. Es imposible no recordar a esas dos mujeres conversando en la Stahl House de Pierre Koenig, flotando sobre un Los Ángeles nocturno, iluminado e infinito.

Y así podríamos seguir hasta nuestros días, y aunque es más rara la vinculación única entre arquitecto y fotógrafo, a nadie le resultan extraños (la lista puede ser extensa) Gabriele Basilico, Rolland Halbe, Hisao Suzuki, Fernando Guerra, Iwan Baan,...

La cámara fotográfica, el "ojo mecánico", ha cambiado nuestra manera de relacionarnos con el mundo y particularmente con la arquitectura, inevitablemente mediada por sus imágenes. Pero, ¿esto afecta, de algún modo, a la propia arquitectura? ¿Y al caso doméstico? ¿Y si el habitante fuera ahora un fotógrafo de arquitectura?

En el último ejercicio del curso 2012-13, para el que hemos contado con la colaboración del fotógrafo Juan Rodríguez, reflexionaremos sobre éstas y otras cuestiones al enfrentarnos a proyectar una vivienda para un fotógrafo de arquitectura en un lugar bellísimo, una pradera en la ladera sur de Guelbenzu, en el valle navarro de la Ultzama.


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