viernes, 15 de noviembre de 2013

Richard Meier P1984


Situación, entorno, naturaleza,  texturas, materiales, pero sobre todo… BLANCO.  ¿Por qué el blanco? El blanco permanece de una manera neutra en cada momento pero, a su vez, cambia de tono frente a las diferentes horas del día, permitiendo apreciar cierta variedad de reflejos y conocer el color de la luz solar. Sobre una superficie blanca, se lee mejor el pasar de las estaciones. El blanco realza las aristas y acentúa la geometría frente a las distracciones de la ornamentación. El blanco permite una mejor comprensión  de los volúmenes y vuelve las líneas más legibles. Y o que es más, el blanco logra convivir perfectamente con la transparencia. Quizá sea el color más apropiado para la Arquitectura. 

El arquitecto estadounidense Richard Meier añadiría, indudablemente, muchos argumentos más a favor del blanco.  Su perseverancia nos recuerda al caso de Steve Jobs quien consiguió con la marca Apple, crear un móvil sencillo y conservador desde la primera a la última versión. De manera metafórica,  con la arquitectura de Richard Meier encontramos lo mismo: una arquitectura que desde el comienzo hasta el final conserva su esencia y excelencia haciendo uso de las mismas herramientas. 

Richard Meier, Premio Pritzker 1984, se apoya en las bases modernistas de Le Corbusier para diseñar y además, es característica de su arquitectura, desplazar las distribuciones interiores al exterior, utilizar  las mismas “barandillas navales” que encontramos en las casas de Le Corbusier y conservar la tonalidad blanca con un despiece de cuadrados para resaltar las proporciones y ortogonalidad de sus volúmenes, ya sea literal o metafóricamente como ocurre con la Iglesia del Jubileo en Roma.  

Richard Meier ha resultado ser, por todo ello, el pupilo más educado del llamado movimiento moderno frente a las derivaciones de la arquitectura actual, siendo fiel a sus principios sin necesidad de expresar evolución en cuanto a apariencia. Por el contrario, sus esfuerzo se centran en la consecución de una arquitectura más eficaz, sencilla si es posible, y expresiva frente al entorno más inmediato, permaneciendo en la neutralidad pero no en el anonimato.  

“La luz es usada como una metáfora del bien en toda su perfección, en el significado atribuído por filósofos, poetas, pintores, músicos, políticos y papas. En arquitectura como en cualquier otra expresión creativa, la luz ha sido siempre una fuente de éxtasis e inspiración”.

¿Y aún nos preguntamos por qué el blanco?

El 15 de noviembre de 2013, Santiago Meléndez, Itsaso Fernández, Joseba Verhegge, Marta Menéndez y Adrián Azofra repasaron en cuarenta minutos la obra de Richard Meier.


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